El tratamiento de agua se trata de un conjunto de operaciones físicas, químicas y biológicas, que se realizan para eliminar la contaminación del agua. El objetivo es tener un agua apta para el consumo, sea humano, animal o de uso industrial.
El tratamiento de agua potable es el que se utiliza cuando el agua va a ser destinada al consumo humano.
El objetivo es obtener agua con las características adecuadas al uso que se le quiera dar. Por eso, el proceso de tratamiento de agua varía en función de las propiedades de partida del agua y también de su uso final.
Sin embargo, este proceso es cada vez más necesario debido a la escasez de agua potable y a la creciente necesidad de la población mundial.
Y es que el agua es hoy un recurso limitado cuya demanda, según las previsiones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se disparará globalmente hasta un 55% entre los años 2000 y 2050. Y aunque el 70 % de la superficie de la tierra está cubierta de agua; apenas solo un pequeño porcentaje, el 0,025 % es apta para el consumo humano.
Se denomina agua potable al agua apta para el consumo humano, una vez que ha pasado por el correspondiente tratamiento potabilizador.
El agua es un compuesto natural y para ser consumida requiere una serie de operaciones que nos aseguren su vuelta a una calidad aceptable desde el punto de vista sanitario; no es que solamente llegue los usuarios.
En las plantas de tratamiento de agua potable se realizan los procesos necesarios para que el agua natural procedente de los embalses y otras captaciones se transforme en agua apta para el consumo humano.
Las aguas residuales son producto de la utilización de agua potable por el ser humano en diferentes actividades diarias, por eso sufre de alteraciones en su composición produciendo contaminación.
Por medio del tratamiento de aguas residuales se pueden eliminar los contaminantes presentes en el agua a nivel físico, biológico y químico. En este caso consiste en una serie de procesos físicos, químicos y biológicos que tienen como fin eliminar los contaminantes presentes en el agua.
Con el tiempo se han diseñado estrategias y normativas con el fin de purificar el agua y así poder devolverla a las fuentes naturales, promoviendo su reutilización sin afectar negativamente el medio ambiente. Las plantas de tratamiento son las encargadas de llevar a cabo este proceso mediante la incorporación de diferentes tecnologías que facilitan la higienización del agua mediante una serie de pasos.
Las Plantas de Tratamiento son un conjunto de operaciones y procesos unitarios de origen físico-químico o biológico, o combinación de ellos que están envueltos por fenómenos de transporte y manejo de fluidos.
Se trata de una instalación que cuenta con sistemas diseñados especialmente para retirar los contaminantes que son vertidos en el agua, con el objetivo de hacer que el agua no represente un riesgo para la salud o para el medio ambiente al ser incorporada a un mar, lago o río.
Estos sistemas se encargan de llevar procesos físicos, químicos y biológicos en las aguas producidas por fábricas, empresas, bodegas o cualquier comunidad, los cuales permiten la eliminación de los distintos agentes contaminantes que están presentes en el agua que es usada y desechada por las personas.
El nivel de descontaminación del agua depende de la calidad en los métodos que se realicen en la planta.
En Colombia existe actualmente una norma del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible para el tema de vertimientos y reúso de aguas residuales.
Se trata de la norma de vertimientos y aguas industriales, en la que se incluye la Resolución 0631 de 2015 que reglamenta el artículo 28 del Decreto 3930 de 2010 y actualiza el Decreto 1594 de 1984, la cual permite el control de las sustancias contaminantes que llegan a los cuerpos de agua y que son vertidas por más de 70 actividades productivas presentes en ocho sectores económicos del país.
Esta Resolución es obligatoria para todas las personas que desarrollen actividades industriales, comerciales o de servicios y que en el desarrollo de las mismas generen aguas residuales, que serán vertidas en un cuerpo de agua superficial o al alcantarillado público.
Por su parte, la Ley 373 de 1997 estableció el reuso obligatorio de las aguas de origen superficial, subterráneo o lluvias utilizadas en actividades que generen afluentes líquidos.
Dando alcance a esta ley, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible establece las disposiciones relacionadas con el uso de aguas residuales tratadas que permitirán incidir a nivel nacional, regional y local en:
Por su parte, el Decreto 1076 de 2015 (Decreto 3930 de 2010) promueve el reuso de las aguas residuales a través de los Planes de Reconversión a Tecnologías Limpias en Gestión de Vertimientos – PRTLGV.
Pese a todas estas normas establecidas, según el informe “Estudio Sectorial de los servicios públicos domiciliarios de Acueducto y Alcantarillado”, que fue presentado en 2017 por la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (Superservicios), se evidenció que solo 541 municipios de los 1.122 registrados por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) cuentan con algún tipo de Planta de Tratamiento de Aguas Residuales.
Recordemos que el tratamiento de las aguas negras tiene como finalidad preservar la salud del medio que nos rodea y para lograrlo es necesario que pase por diferentes niveles de limpieza en las plantas. Los principales niveles de tratamiento son:
Es el tratamiento donde se transforma la materia orgánica biodegradable por la acción biológica en materia estable.
Este tratamiento suele ser más costoso que los anteriores y se utiliza para purificar desechos de industrias.
Las plantas de tratamiento son proyectos de infraestructura que resuelven oportunamente las necesidades de saneamiento del agua para cualquier industria.
Pero, además, reducen el impacto ambiental, pues las aguas que no son tratadas son evacuadas en cuerpos naturales, como los mares, lagos o ríos, lo que puede causar virus y transmitir enfermedades a todos los que tienen contacto con ellas, afectando a su vez la flora y fauna.
Al tratar el agua, este recurso se puede reusar para actividades que, si bien no necesitan agua potable, sí deben recibir aguas limpias, como, por ejemplo: regar jardines, campos deportivos, parques; para lavar y actividades comunes que no necesariamente exigen su consumo.
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